Un cálido adiós a una gran profesional

Desde el Patronato y la Comisión Científica de la RFVE recibíamos con profundo pesar, ayer, 16 de septiembre, la triste noticia del fallecimiento de Ana Torres Ortuño, tras una valiente lucha contra su enfermedad. Ana, profesora de Psicología de la Universidad de Murcia, deja un legado inolvidable en el campo de la psicología y el tratamiento de la hemofilia.

A lo largo de su carrera, Ana destacó no solo como psicóloga, sino en la tarea de facilitar el acceso a los mejores cuidados psicológicos y clínicos de los pacientes con coagulopatías y sus familiares, especialmente las portadoras de hemofilia. Su labor fue fundamental para ayudar a quienes enfrentan esta enfermedad, proporcionándoles las herramientas necesarias para manejar la carga de la enfermedad y muchas veces del tratamiento.

Fue una colaboradora activa tanto en entidades científicas de renombre, la Real Fundación Victoria Eugenia, la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia y el subcomité psicosocial de la EAHAD como asociaciones de pacientes, Asociación Murciana de Hemofilia o Fedhemo. Su dedicación se reflejaba cada año en los diferentes campamentos del Centro de Formación Permanente en Hemofilia “Hermanos Manuel y Javier Moreno”, conocido como La Charca, en Totana (Murcia), donde era el alma del evento, ofreciendo siempre su mano amiga y su sabiduría.

Su compromiso con la ciencia y el bienestar de los demás seguirá siendo una fuente de inspiración para sus compañeros, amigos y todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocerla.

Trabajadora incansable y conversadora infatigable, Ana siempre estaba dispuesta a escuchar y a compartir su sentido del humor y su exquisita sensibilidad. Tenía una visión clara de la vida y una valentía admirable, la cual demostró en cada aspecto de su existencia, especialmente en el último año mientras enfrentaba su enfermedad con una entereza que inspiraba a todos a su alrededor.

Muy querida por todos los que tuvieron la oportunidad de trabajar o compartir momentos con ella, Ana se distinguía por su optimismo contagioso. Siempre veía el lado positivo de las cosas, disfrutando de cada instante al máximo, y siendo una fuente de luz y alegría para quienes la conocían. Su disposición para ayudar, su fuerza interior y su capacidad para disfrutar de la vida son legados que vivirán en la memoria de todos aquellos que la rodearon.

Ana Torres Ortuño será recordada no solo por su extraordinaria labor profesional, sino por la calidez humana que siempre mostró. Su legado es un ejemplo de valentía, tenacidad y alegría de vivir que quedará para siempre en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de conocerla.

Nuestro abrazo más sincero a todos sus seres queridos.

Ana I. Torres Ortuño (1960 – 2024)

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